Lo que tú sientes profundamente es mucho más importante que lo que estás pensando. Puedes pensar en hacer algo durante mucho tiempo y no hacerlo nunca, pero cuando sientes algo profundamente te ves impulsado a actuar – ¡y Dios actúa! Él, que es la causa de toda vida, actúa a través de la sensación de sentir. Puedes pensar en mil cosas, sin embargo no ser movido a actuar sobre una sola de ellas. Una convicción profunda – sentida, es mucho más importante que cualquier cosa que tú puedas pensar nunca.

Vayamos al primer capítulo de la epístola de Santiago: “Pide con fe, sin dudar, pues el que duda es como la ola del mar que es llevada y sacudida por el viento. Que esa persona no crea que un hombre de doble pensamiento, inestable en todos sus caminos, recibirá algo del Señor. Sino sed hacedores de la palabra y no sólo oidores, engañándoos a vosotros mismos. Pues si eres un oidor sólo y no un hacedor, eres como un hombre que observa su cara original en el espejo y luego sigue su camino, olvidando cómo es. Pero si eres un hacedor de la palabra y no sólo un oidor olvidadizo, observarás la perfecta ley de la libertad y perseverarás. Ese hombre será bendecido en todas sus obras.”

Esta entrada es solo para suscriptores de pago

Suscríbete ahora y ten acceso a todas nuestras historias, disfruta de contenido exclusivo y mantente al día con actualizaciones constantes.

Suscríbete ahora

¿Ya eres miembro? Iniciar sesión