El hombre rico es complaciente. Satisfecho con su posición social y financiera, no tiene hambre de crecer. Si eres complaciente, tu vida no cambiará, porque no tendrás hambre ni sed de un nivel superior de conciencia. Tú y sólo tú sabes si el hambre te ha sobrevenido o no; Pero no has comenzado el trabajo que te diste a ti mismo para hacer hasta que comiences a observar acríticamente tus pensamientos. Y cuando lo hagas, descubrirás que no eres tan veraz, honesto o valiente como pensabas que eras.
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