Al principio intentaremos tener una mejor idea de la cercanía de Dios. Él está en medio de nosotros. Que vivamos y nos movamos y respiremos y tengamos nuestro ser en él. Es como la ilustración muy poco elegante de un globo o una burbuja, lleno de aire, pero en el aire, rodeando el aire, pero conteniendo aire, una cosa individualizada. Una manifestación distinta.
No hay nada más que Dios, y este Dios toma conciencia de sí mismo en las diversas manifestaciones. Es como una superficie lisa de agua sin movimiento, de repente aparece una burbuja, expresión de todo el cuerpo de agua. Dejemos que la burbuja represente al hombre, la expresión de Dios. Inmediatamente concibes la posibilidad de una cercanía con Dios. Te relajas y afirmas en voz baja: “Mi padre y yo somos uno”.
Eres uno con el mayor y único poder del universo. Mentalmente pones tu mano (tu creencia y poder) en la de Él, fusionas tu poder o pensamiento en el de él y entonces sabes: “Todo es posible para Dios” y tú Su conciencia.